Uno de mis favores está consistiendo en escribir cartas. ¿Escribir cartas es un favor en realidad? Bueno, todo puede serlo si le haces bien a alguien, ¿no creéis?. Y, en este caso, somos varios los que salimos ganando, yo entre ellos.
Llevaba tiempo con la idea de la Cadena de Favores en mente, y pretendía hacerle un favor a una amiga. Le expliqué a ella de qué se trataba y le gustó la idea, sin embargo me dijo que había algo en lo que podía ayudar mucho más: escribiendo cartas a un amigo suyo.
Dicho así suena raro, pero sabiendo todos cómo está la situación con la crisis y teniendo en cuenta que su amigo, al parecer, no está viviendo la mejor situación, que digamos, al final optamos ambas por cambiar el favor sin dudarlo.
Su amigo está pasándolo mal, se aburre, y las cartas son, según me explicó mi amiga, una grandísima distracción. No sólo es por la ilusión de recibirlas, sino también por el tiempo que dedicas a leerlas, a contestar a quien te escribe. Al final ese tiempo te sirve de desahogo y evasión, y no estás pensando siempre en tus problemas.
Con este favor sale ganando él, por supuesto, pero ¿y mi amiga?, ¿por qué iba a seguir ella la cadena? Pues bien, yo le ofrecí un favor y este es el que ella eligió. No es un favor para ella, sino para un tercero. ¿Cómo ser feliz cuando el que está a nuestro lado sufre? Así pues, ella también sale ganando, y yo también, porque esto me ha abierto los ojos y he aprendido que si alguien nos ofrece algo, no tenemos por qué quedárnoslo sólo para nosotros; compartir es vivir, y como dijo Shakespeare: "Si quieres ser feliz, haz feliz a alguien, si quieres recibir, da un poco de ti, rodéate de buenas personas y sé una de ellas. Recuerda, a veces de quien menos esperas es quien te hará vivir buenas experiencias"
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